
Madrid Me Mata exploró Madrid como espacio urbano y sociocultural de vanguardia. Siempre centrada en la capital, la revista observó y documentó la vida de sus habitantes y su compleja relación hacia ella. Sus páginas, adeptas al voyeurismo, deambulan por la ciudad y captan escenas del día a día según el tema de cada número. Su estilo editorial se aproxima a un cinéma vérité o collage fotoperiodístico que demuestra los contrastes del modernismo con la vida de barrio, así como la transformación del Madrid antiguo en una metrópolis que invariablemente absorbe y recicla influencias foráneas mientras se sume en la nostalgia. Ese Madrid bipolar y en evolución permanente queda calcado en una prosa con elementos castizos y marginales, y un diseño gráfico espontáneo y vanguardista que refleja la esquizofrenia del momento.

Su contenido temático carecía de un orden o estructura aparente, sobre todo en los primeros números que simulaban el formato fanzine. Más adelante, el equipo editorial añadió paginación, una tabla de contenidos y desarrolló suplementos y secciones de música, moda, fotografía y actividades nocturnas, a menudo acompañados con los relatos hilarantes y la prosa aguda e irónica de Moncho Alpuente y la fotografía autodidacta de Jordi Socías.